El técnico, estaba buscando la ferretería en un barrio antiguo de la ciudad. Camina por las aceras de calles estrechas con la calzada adoquinada. Al llegar al establecimiento, solo estaba una pareja joven que la atendía. La mujer dejo encima del mostrador las facturas que estaba revisando y se acerco para atenderlo. --Buenos días, ¿que necesita usted? --Buenas, deme cuatro bisagras de cazoleta de codo recto, para unos armarios de cocina.
Aunque la mañana esta nublada la temperatura es agradable, unos 14º C. Don Perplejo y don Alucinado platicaban en la acera de una céntrica calle. A su izquierda hay un cruce con una rotonda en la que en el centro hay plantado un mástil de unos 25 metros de alto enarbolando una gran bandera nacional. A sus espaldas, un edificio administrativo, no muy alto, de color gris con la entrada acristalada y ventanas estrechas de dos...
Don Perplejo está fijando unos cables en una pared de ladrillo visto en la terraza de un ático. Es una tarde soleada de primavera y los rayos del sol penetran como haces de luz por la aberturas del toldo. De vez en cuando se detiene para mirar y oler las flores de unas macetas bien cuidadas con geranios, rosales y de dos arbustos de lilas que había en unos macetones...
Los toques de una llave en el cristal de la puerta sacaron a don Perplejo de su concentración. Estaba encolando una silla de estilo isabelino mientras escuchaba el vinilo del “viaje al centro de la tierra” de Rick Wakeman. Se acerco al equipo para bajar el volumen y fue a abrir… –¡Don Alucinado!, que alegría verle por el taller...
Don Perplejo llego temprano al taller. Acomodo la perra en su cama y la acaricio pasándole la mano por la barriga. Fué al equipo de música y puso un disco. Se sentó en el taburete que había junto al banco para hacer el presupuesto de un cliente. El tiempo transcurría levemente mientras en el equipo sonaba el vinilo: Keith Garrett acompañado por su trio.
Ese día, don Perplejo terminó antes de lo que esperaba el trabajo que fue a hacer a un domicilio. Como tenía tiempo y se encontraba cerca de la oficina de su amigo el informático pensó en hacerle una visita. Las campanas de una iglesia cercana tocaban con un sonido estruendoso llamando a los feligreses mientras acomodaba los bártulos en la moto...
Don Perplejo camina por la acera bajo el cielo gris metálico. Su paso es rápido y el vapor que exhala empañaba uno de los cristales de sus gafas. De repente, el frenazo seco de un coche acompañado de un pitido y un “me cago en tu puta madre” lo saco de su concentración.Miro de refilón la escena y continúo hacia su destino: la oficina de don Alucinado Rodríguez...
Don Alucinado trataba de comunicar con el técnico de mantenimiento y no paraba de saltarle el contestador. Dejo un mensaje pidiéndole que se pusiera en contacto con él. Pasado un tiempo, el técnico le devolvió la llamada. –Hola, he visto su mensaje. ¿En qué puedo ayudarle? –Buenas tardes don Perplejo–respondió al otro lado del aparato...
Don Alucinado término de reparar un programa de edición de video que estaba dando problemas en el domicilio de un cliente. Al salir del portal se encontró con una soleada mañana del mes de septiembre; camina por una calle peatonal sumido en sus pensamientos cuando el escaparate de un negocio de impresoras 3D llamo su atención como una construía el muñeco de Goku.
Don Perplejo llego al taller después de dar un buen paseo con Viruta. La perrilla atravesó el local con paso perezoso y se tumbo en su cama. El técnico cogió el cuenco de la perra y le dio un enjuague, dejo correr el agua unos segundos, lo lleno y lo puso en su sitio. A continuación, fue al equipo donde coloco con suavidad sobre el plato un LP de Chris Rea.

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