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LA MANIFESTACION FEMINISTA

Don Alucinado término de reparar un programa de edición de video que estaba dando problemas en el domicilio de un cliente. Al salir del portal del edificio se encontró una soleada mañana de septiembre; camina por una calle peatonal sumido en sus pensamientos cuando el escaparate de un negocio de impresoras 3D llamo su atención. Se acercó al escaparate para ver como una impresora construía el muñeco de Goku. Estaba pasmado observando como la maquina terminaba de hacer los cabellos erizados del personaje. Mientras, por la ventana de una vivienda cercana sonaba la canción “el lago” del grupo Triana. Término de fumarse el cigarro al tiempo que la impresora finalizaba el muñeco, tiro la colilla en una papelera y partió calle abajo acompañado por la música que se iba desvaneciendo.
No tardó en llegar a una gran superficie donde tenía que hacer unas compras que le había encargado su mujer. Avanza por el establecimiento mirando la lista de los productos que tenía que comprar.

¡Y leche! –Pensó-, ya han cambiado las cosas de sitio para marearnos. ¡Maldito márquetin! – balbuceo-  levantando la cabeza para leer el rótulo con los productos que hay en la cabecera del pasillo. Poco a poco, fue haciéndose con ellos hasta terminar la lista y se dirigió a una de las cajas en la que había dos personas guardando cola. Reconoció a la que estaba justo delante de él.
–Don Perplejo- dijo, mientras le tocaba el hombro para llamar su atención-, es la última persona que esperaba encontrarme en la cola del super.
–¡Ahí va!, cuánto tiempo sin verlo a usted y a sus gorras –dijo el técnico esbozando una sonrisa- ¿Qué le ha traído por aquí?
–Comprar unas cosillas que me ha encargado la mujer… ¿y a usted?
–He venido a por unos plafones de led para un trabajo que estoy haciendo en un apartamento.
–¿Y dan buen resultado esos plafones?  – pregunto el informático.
—Qué quiere que le diga –dijo mientras se encogía de hombros-: no lo sé todavía, hasta que no pasen unos años no le puedo decir. A groso modo lo que debe saber: son económicos, consumen poco y no tienen bombillas, con lo que se quita uno tener que cambiarlas. Otro detalle, es que dependiendo de los grados Kelvin que tengan, los que más tienen son los que tienen la luz más fuerte y los que menos tenga son de luz cálida, y después están los de luz neutra. Este –dijo señalando una esquina de la caja donde iba metido- tiene 6000 K, es de luz fuerte.
–¡Ah!, cuantos más grados de esos tengan, la luz será más fuerte -balbuceo el informático.
La cinta transportadora se estaba quedando vacía y el técnico empezó a sacar de la cesta los plafones para ponerlos en ella…  Ambos amigos pasaron por la caja y salieron del establecimiento.
–¿Tiene tiempo para echar una cerveza? – pregunto don Alucinado.
–Vale, podemos ir al parque –señalando uno que había enfrente–, que tiene un bar con una pequeña terraza.
Al llegar, se sentaron en una mesa que estaba junto a un arriate con un seto grueso en el que había dos palmeras de raza pequeña y, a unos metros, una fuente de agua para el consumo de los viandantes.
Al poco, vino la camarera, una mujer joven con el pelo moreno recogido en una cola y un pirsin con forma de aro en el tabique nasal. Libreta en mano, pregunto que iban a tomar.
–Pónganos un par de cañas – dijo don Alucinado mientras miraba a su amigo esperando un gesto de conformidad.
–De tapa, hay boquerones en vinagre y ensaladilla rusa -dijo la camarera.
–Pues a ver cómo están esos boquerones…
–Don Perplejo hizo el gesto de confirmación levantando el dedo pulgar, y la camarera se retiró.
–¿Están bien Manuela y los niños? –pregunto el técnico.
— Todos bien, y el tema de acoso en el colegio de Guille parece que está mejorando… ¿Y su familia?
–También estamos bien… ¿No se le echara a perder con este calor  la compra del super?
–No hay problema, son alimentos que no necesitan estar refrigerados. Y a usted, ¿no lo estarán echando de menos en el tajo?
–El apartamento esta libre y tengo todo el día para poner los plafones –repuso don Perplejo .
Vino la camarera, dejo las cañas sobre la mesa y un plato mediano de boquerones acompañados con cuatro aceitunas negras y unas patatas chips. Tomaron los vasos y le dieron un trago. Don Alucinado lleva una gorra con el estampado de la cabeza del dios Anubis al frente y unos jeroglíficos en la visera. Se la quito dejándola en una silla. Saco el teléfono del bolsillo del pantalón y se puso a manejarlo. Mientras, el técnico observa a unos zagales llenando globos de colores en la fuente.
Ambos amigos degustan la tapa y dan tragos a la cerveza disfrutando de la buena mañana que hace.
–Mi mujer ha ido esta mañana a una manifestación feminista-comento el informático mientras se limpiaba los labios con una servilleta.
– ¿Y por qué no ha acompañado usted a Manuela?
—No he ido porque no estoy de acuerdo con algunas cosas del movimiento feminista.
–¿Y dónde está el problema?
–Vera usted –objeto el informático-, para mi este movimiento esta muy politizado y, además, hay tanto hombres como mujeres machistas y en la manifestación las consignas cargan contra los hombres.
–Es que son la mayoría –dijo el técnico, cruzándose de brazos sobre la mesa.
–¿Y usted sabe realmente el porcentaje de mujeres machistas que hay?… Otra cosa que me llama la atención es que hacen poca referencia a las mujeres de otras culturas que son obligadas a ir tapadas -respiro hondo- como si su cuerpo o su pelo fuera el pecado; y a mi entender eso es un machismo humillante.
–Pero eso es una cuestión cultural –repuso el técnico -. La verdad es que también son cultura los toros y la mayoría de los que forman parte del movimiento feminista, si no todos, están en contra de esta tradición porque hacen sufrir y humillan a los animales.
De repente, un globo de color morado se estrello explotando contra un reposa brazos de la silla del informático mojando el logo de los AC/DC de su camiseta y parte de la entrepierna. Don Alucinado dio un respingo saliendo disparada la silla hacia atrás, acompañado de un golpe a la mesa que hizo que las cañas temblaran peligrosamente al tiempo que don Perplejo lanzo sus manos con los reflejos de Nadal cazando una pelota con “bote pronto”, para atrapar los vasos.
–¡Me cisco en todo lo que se menea! –Exclamo el informático -, niños iros a jugar a la otra punta del parque.
La camarera se acercó con un rollo de papel de cocina y se lo dio al hombre para que se secara.
–Menos mal que el lunes empieza ya el colegio -dijo la chica.
Una vez que se secó como pudo y pusieron orden en la mesa, terminaron la cerveza y comieron los últimos boquerones.
–La verdad-dijo el informático- es que Manuela me ha comentado que ha habido intentos de ponerse en contacto con estas mujeres, pero es complicado, el tema religioso y cultural está metido en muchos aspectos de su vida; lo que hace que esta cuestión sea como el agua y el aceite con respecto a nuestra forma de entender la vida.
–Vamos, que tal como va el índice de natalidad de unos y otros,  en unos años puede que se termine el problema catalán y comience el problema con alguna de estas culturas -concluyo don Perplejo.
–¡O con los chino!, no te fastidia. Ya está usted con sus conspiraciones- concluyó el informático-.
–El técnico dio una carcajada -y apostillo-, lo que sea, sonara.
–Bueno yo me tengo que ir, me están esperando con la compra para poder hacer el almuerzo. Se puso la gorra, cogió la bolsa con la compra y fue a la barra a pagar.
Don Perplejo se levantó de la mesa y se puso las manos en los riñones arqueando el cuerpo hacia atrás para estirarse, tomo los plafones y fue en busca de su amigo.
Los dos atravesaron el parque con paso lento charlando hasta la puerta donde se despidieron. Y cada mochuelo partió para su nido.

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